miércoles, 21 de diciembre de 2011

El Nacimiento y el árbol de Navidad.

El primer Nacimiento Navideño se le atribuye a San Francisco de Asís, quien en 1223, en vísperas de Navidad, montó en el bosque de Greccio, el primer nacimiento, con hombres y animales vivos para celebrar esta fecha.

En México, los nacimientos hicieron su aparición por primera vez en Acolman, en el siglo XVI, siendo un método para acercar a los indígenas al cristianismo.
Hoy en día poner el Nacimiento para Navidad se ha convertido en una tradición milenaria dentro de los hogares católicos mexicanos, además de ser una celebración en la cual los artesanos demuestran su ingenio, habilidad, creatividad y técnica al elaborar cada pieza que se pondrá en el Nacimiento.





La costumbre de adornar en los últimos días de diciembre tuvo su origen en el norte de Europa, muchos siglos antes de Cristo, después con el cristianismo, se fueron cambiando las interpretaciones de los elementos del árbol dándoles, de este modo, un significado. El árbol con sus ramas verdes simboliza la vida eterna que trajo Cristo al mundo, la perpetua primavera de esperanza. Las velas encendidas (o focos de colores), las esferas y objetos brillantes simbolizan el advenimiento de la luz y la gloria de Dios que se refleja en todas partes. La estrella que se pone en la cúspide del árbol simboliza la Estrella de Belén que guío a los reyes magos y a los pastorcitos. Los regalos que se colocan debajo de él simbolizan la cantidad de dones que Dios nos trae con su nacimiento, dones que hemos de compartir unos con otros.



martes, 20 de diciembre de 2011

El Origen de las Posadas.

Entre el 6 y 26 de diciembre, los antiguos pobladores de México, celebraban fiestas en honor a Huitzilopochtli. Para lo cual se preparaban haciendo ayunos, coronaban a su dios, adornaban los árboles, prendían  fogatas con maderas perfumadas, y al final, del 24 al 26 de diciembre, celebraban convites en donde se obsequiaban suculentas comidas y estatuas pequeñas de su dios, hechas con pasta comestible de maíz y miel.
Las órdenes religiosas que llegaron a La Nueva España, para iniciar la labor evangelizadora de los nativos de la región, aprovecharon esta gran fiesta y la sustituyeron por la del nacimiento del niño Jesús eliminando por completo el festejo a Huitzilopochtli. En lugar de la preparación de aquella fiesta, introdujeron el novenario de José y María, utilizando para esto la representación de su peregrinar de Nazaret a Belén, así que se escogieron los últimos 9 días anteriores a la Navidad, surgiendo de este modo las tradicionales posadas.
Las posadas navideñas son una tradición muy mexicana, producto de la evangelización cristiana en México. En estas celebraciones se hacen las piñatas, que en un principio era una olla decorada con 7 picos, y  representaba los 7 pecados capitales. Se pone un nacimiento, en representación del pueblo de Belén, lugar en donde nació el niño Jesús. Se decoran los árboles de Navidad con esferas y luces, se hace el tradicional ponche de frutas, se hace una procesión con cantos, se rompen las piñatas, se dan aguinaldos a los niños y se le da de comer a toda la gente, pero sobre todo, se fomenta la convivencia, se liman las asperezas y nace entre nosotros una esperanza de fe y de amor.

domingo, 11 de diciembre de 2011

La fe Guadalupana.

En 1531, a los primeros días del mes de diciembre, Juan Diego, un indio de México, iba caminando, cuando al pasar por el cerro del  Tepeyac escuchó que le decían:
"Juanito, Juan Dieguito". Éste subió a la cumbre del cerro y, cuando llegó a lo más alto, se admiró al ver a una mujer vestida de sol, después la divina mujer lo llamó para que se acercara y descubriera su voluntad. 
"Sabe Juan Diego, que yo soy la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios por quien se vive. Mucho quiero que se me construya una casita para mostrar a mi hijo y para darlo a todos los hombres que me invoquen. Porque yo en verdad soy vuestra madre compasiva. Para cumplir mi deseo ve al palacio del Obispo de México y dile cómo yo personalmente, yo que soy la Madre de Dios te envío".
Juan Diego fue directo al palacio del Obispo, Fray Juan de Zumárraga, pero aunque éste lo recibió, no creyó en su palabra y le mandó que volviera al día siguiente.
El Domingo, después de oír Misa, fue nuevamente Juan Diego al palacio del Obispo. En este segundo encuentro muchas cosas le preguntó y para estar seguro de que se trataba de la Madre de Dios, Fray Juan de Zumárraga le pidió una señal.
Juan Diego le dio la respuesta del Obispo a la Virgen, quien le mandó volver al día siguiente. Pero el lunes ya no pudo regresar, porque encontró en su casa, que su tío Juan Bernardino estaba muy enfermo, para morir. Se quedó todo el día con él y el día martes 12 de Diciembre, cuando todavía era de noche, salió Juan Diego a México a buscar un sacerdote que le diera a su tío los Santos Óleos. Cuando estaba cerca del cerro pensó: "Si voy por el mismo camino la Madre de Dios me detendrá para que lleve su señal. Que primero nos deje nuestro dolor, nuestra aflicción". Y dio la vuelta por el otro lado del cerro. Pero la Virgen María que a todas partes está mirando, salió a su encuentro y le dijo: "Juanito, el más pequeño de mis hijos, ¿a dónde vas?"
Por lo que Juan Diego le respondió: "Mi niña, mi jovencita, voy a México a buscar un sacerdote para un siervo tuyo, tío mío, que está muy grave. Ten un poquito de paciencia conmigo que luego volveré por la señal”
La Virgen cariñosamente le respondió: "Escucha Juan Diego, ponlo en tu corazón. ¿No estoy aquí yo que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo?, ¿No soy yo la fuente de tu alegría?, ¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos?, ¿Tienes necesidad de alguna otra cosa?. Sabe que tu tío ya está bien, ya está curado. Ahora es muy necesario que subas a la cumbre del cerro. Ahí encontrarás flores. Córtalas y tráelas a mi presencia.
Juan Diego sabía que no se daban flores en esa época del año, pero con toda su fe subió el cerrito y cuando llegó a lo más alto, se encontró en el paraíso, había una inmensa cantidad de rosas, de todos los colores, de aroma dulce y de una frescura inigualable. Cortó las flores, las guardó en su manto y bajó al encuentro de la Virgen. Ella las tomó con sus santas manos y le dijo: "Estas flores son la señal que llevarás al señor Obispo. Dile que vea en ellas mi deseo, para que construya mi templo, pero recuerda, no dejes que nadie vea las flores hasta que ya estés con el señor Obispo. Y sabe que mucho te voy a glorificar por tu trabajo y tu cansancio. Y en ti, que eres mi mensajero, está puesta mi confianza".
Cuando Juan Diego llegó al palacio del Obispo, después de mucho esperar logró verlo. Primero le contó todo lo que había visto y oído, y cuando terminó su relato le dijo: "Aquí tienes las flores, hazme el favor de recibirlas". Juan Diego dejó caer su manto, para que todos los ahí presentes pudieran ver las rosas. De repente, todos quedaron sorprendidos, pues la imagen de la Santísima Virgen de Guadalupe se había quedado grabada en su manto.

 El Obispo de México, al ver el milagro, le creyó a Juan Diego y mandó a construir su templo en el cerrito del Tepeyac; hoy después de casi 500 años, el doce de diciembre los mexicanos celebramos el milagro de nuestra Señora, la Virgen de Guadalupe, y vamos a su casa, La Basílica de Guadalupe, a cantarle las mañanitas y a darle las gracias por sus bendiciones y milagros.




 

martes, 6 de diciembre de 2011

La Flor de Nochebuena

Cuenta la leyenda que los chontales, quienes habitaban las zonas que hoy en día corresponden a los estados de Oaxaca y Tabasco, fueron conquistados por los aztecas, era tan grande su señorío que pusieron mucha resistencia a la invasión. Los aztecas no tenían otra opción, así que, ordenaron el exterminio de los chontales.
Se cuenta que en el norte de este territorio, crecía un arbusto que se cubría de flores blancas y que adornaba hermosamente sus bosques; pero repentinamente, después de de esa masacre, las flores que crecían eran de un rojo intenso, lo que se interpretó como el color de la sangre derramada por los chontales. Al darse cuenta de esto, los aztecas nombraron a la flor Cuetlaxóchitl, cuyo significado es “flor que se marchita”.
Otros le daban a la flor el significado de la nueva vida, alcanzada por los guerreros muertos en batalla, ya que creían, que dichos guerreros regresaban a la tierra a libar la miel de esta planta. Además, se utilizaban los pétalos, macerados y mezclados con oxtle y otras sustancias, para teñir cuero y algunos textiles. 
A la llegada de los españoles, estos bautizaron a la flor con el nombre de Nochebuena, porque florece en diciembre a la par de las fiestas navideñas, adoptándola como figura decorativa y tradicional; al paso del tiempo la flor llegó a ser parte de la decoración navideña y hoy en día se tiene la tradición de decorar las casas con Nochebuenas para navidad.
Cuando Joel R. Poinsett, embajador de Estados Unidos en México en la primera mitad del siglo XIX, vio la flor de Nochebuena, le gustó tanto que envió semillas de esta flor a Charleston en el año de 1828, y posteriormente se propagó en Europa, pero bajo el nombre de “poinsettia”.
Existe una gran variedad de Nochebuenas que van desde los colores claros, como el blanco el beige y el rosa, hasta colores más intensos como el rojo, el salmón y el anaranjado. La Nochebuena, es una flor mexicana, poseedora de una belleza singular.


lunes, 5 de diciembre de 2011

Dolores Olmedo, Un Gran Legado para México.

Dolores Olmedo Patiño, fue una mujer ejemplar, siempre orgullosa de sus orígenes, y apasionada por el arte mexicano. Ella le ha dejado un gran legado a México, pero sobre todo un gran ejemplo, el amor a su gente, a la cultura y al arte.
María de los Dolores Olmedo y Patiño Suarez nació en Tacubaya, Ciudad de México, el 14 de Diciembre de 1908. De niña sufrió el hambre y la inseguridad, producto de los movimientos revolucionarios, pero todas estas experiencias hicieron que Doña Lola, se convirtiera en una mujer fuerte y con ideales liberales.
 Llegó a estudiar leyes, durante dos años, en la Universidad Autónoma de México, pero su amor por el arte y la cultura la llevaron por un rumbo diferente, así que,  ingresó a la Escuela Nacional de Música y después a la Academia de San Carlos.
Las diferentes pruebas de la vida la llevaron a ser una exitosa mujer de negocios y a poseer una gran compañía de construcción.
Hoy en día su casa se ha convertido en un gran museo, recinto del arte mexicano, situado en Avenida México 5843, La Noria, Xochimilco.

Una de las salas permanentes tiene como temática el Arte Popular Mexicano, en el cual se exponen piezas de cerámica, talavera, cartonería y tejidos de diferentes zonas del país, entre otras cosas, en esta sala, el colorido y las formas inusuales de las figuras hacen que cada pieza te cuente una historia diferente, además de hacer lucir la creatividad e ingenio del artesano.
Existe otra sala en la que se exponen más de 900 piezas arqueológicas de diversas culturas mexicanas, sobresaliendo de entre todas, las esculturas de xoloescuincles.
En 1928, Dolores Olmedo conoce a Diego Rivera en la Secretaría de Educación Pública, y de los dos nació una gran amistad.  Fue tan grande el cariño que se tenían que Rivera realizó barias obras para Doña Lola, entre éstas algunos desnudos.
En el Museo Dolores Olmedo hay una gran exposición de cuadros de Diego Rivera, además de poseer algunas cosas materiales del pintor, como sus pinceles y su paleta.

Por último, pero no menos importante, hay una exposición en donde se exhiben algunas de las obras más reconocidas de Frida Kahlo, como “La Columna rota”, “Autorretrato con changuito”, “Unos cuantos piquetitos”, entre otras.
                                       
Dolores Olmedo murió el 27 de julio del 2002, a la edad de 93 años. Al morir le dejó a México y a todo el mundo una gran herencia, ya que donó su casa junto con todas sus colecciones, para que todos pudiéramos conocerlas, cuidarlas y amarlas, así como ella lo hizo.

“A ejemplo de mi madre, la profesora María Patiño Suárez Vda. de Olmedo, quien siempre me dijo ‘todo lo que tengas compártelo con tus semejantes’, dejo esta casa con todas mis colecciones de arte, producto del trabajo de toda mi vida, para disfrute del pueblo de México”.