martes, 20 de diciembre de 2011

El Origen de las Posadas.

Entre el 6 y 26 de diciembre, los antiguos pobladores de México, celebraban fiestas en honor a Huitzilopochtli. Para lo cual se preparaban haciendo ayunos, coronaban a su dios, adornaban los árboles, prendían  fogatas con maderas perfumadas, y al final, del 24 al 26 de diciembre, celebraban convites en donde se obsequiaban suculentas comidas y estatuas pequeñas de su dios, hechas con pasta comestible de maíz y miel.
Las órdenes religiosas que llegaron a La Nueva España, para iniciar la labor evangelizadora de los nativos de la región, aprovecharon esta gran fiesta y la sustituyeron por la del nacimiento del niño Jesús eliminando por completo el festejo a Huitzilopochtli. En lugar de la preparación de aquella fiesta, introdujeron el novenario de José y María, utilizando para esto la representación de su peregrinar de Nazaret a Belén, así que se escogieron los últimos 9 días anteriores a la Navidad, surgiendo de este modo las tradicionales posadas.
Las posadas navideñas son una tradición muy mexicana, producto de la evangelización cristiana en México. En estas celebraciones se hacen las piñatas, que en un principio era una olla decorada con 7 picos, y  representaba los 7 pecados capitales. Se pone un nacimiento, en representación del pueblo de Belén, lugar en donde nació el niño Jesús. Se decoran los árboles de Navidad con esferas y luces, se hace el tradicional ponche de frutas, se hace una procesión con cantos, se rompen las piñatas, se dan aguinaldos a los niños y se le da de comer a toda la gente, pero sobre todo, se fomenta la convivencia, se liman las asperezas y nace entre nosotros una esperanza de fe y de amor.

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