Las ofrendas se montan en los interiores de las casas para que cuando el difunto llegue, muy cansado del más allá, tenga de que comer; además de formar parte de la tradición del Día de Muertos.
Los elementos de las ofrendas son:
Papel Picado de colores para celebrar la alegría de vivir.
Flores blancas para representar el cielo.
Flores de zempaxóchitl para representar la tierra y el camino hacia el más allá.
Flores moradas para representar el luto.
Cirio, que representa el alma.
Maíz, que representa la cosecha y la fertilidad.
Fruta, que es la ofrenda de la naturaleza.
Calaveritas de chocolate y de azúcar, simbolizan nuestro pasado indígena.
Platillos favoritos del difunto, para celebrarle.
Objetos personales y fotografía del difunto, para recordarlo.
Sal, para mantener en buen estado el cuerpo.
Un Cristo, para las buenas bendiciones.
Una vara de árbol, para ahuyentar a los malos espíritus.
Pan de muerto, recién salido del horno.
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